'Juego de tronos', primeras impresiones del invierno

Mayo arranca con un estreno importante en el terreno de las series. Ayer por la noche se estrenó, al fin, 'Juego de Tronos', de la que ha había hablado hace unas semanas. Y, he de reconocer que, para ser un primer capítulo en el que tienen que empezar a introducir la trama y los personajes, no estuvo mal y el final te deja con cara de ¿YA? y ganas de QUIERO MÁS.


Te pongo un poco en contexto.

Juego de tronos (Game of Thrones) es una novela de fantasía escrita por el estadounidense George R. R. Martin hace ya unos añitos (1996). Ganadora del premio Locus en 1997, es la primera entrega de una serie muy exitosa en el mundo anglosajón 'Canción de Hielo y Fuego'.

La novela se caracteriza por el uso de numerosos personajes bien detallados, la contraposición de puntos de vista de los múltiples protagonistas, su trama con giros inesperados y el uso sutil de los aspectos mágicos tan comunes en otras obras de fantasía.

La novela, y lo que entiendo será la serie de tv, transcurre en un mundo fantástico con reminiscencias de la Europa de la Edad Media en el que la magia y las criaturas míticas del pasado han quedado en el olvido. En el continente de Poniente, donde las estaciones duran décadas y los inviernos son tiempos duros, se acerca el final del largo verano. Pocos años después de la revuelta que puso fin al reinado de la dinastía Targaryen, Robert Baratheon, que lideró a los nobles rebeldes, ocupa ahora el trono de hierro de los siete reinos.

Sin embargo, las pugnas por el poder entre las principales casas nobles salen cada vez más abiertamente a la luz.

Además, inquietantes sucesos acontecen en el norte, más allá del gigantesco muro que separa los siete reinos de las tierras salvajes. Todo hace pensar que el equilibrio en Poniente está a punto de romperse de nuevo.

Como suele pasar, 'Juego de Tronos' no escapará a las inevitables comparaciones. Al verla, 'El Señor de los Anillos' ha acudido a mí por inercia, al igual que otras tantas historias de literatura fantástica con cierto aire medieval como Dragonlance, por ejemplo. No he leído los libros (aun) y, para ser sincera, estaba deseosa pero expectante porque no sabía qué me iba a encontrar. Lo único que me chirriaron del capítulo y la ambientación son la tribu que parece india (lo siento, no recuerdo el nombre), las danzas supuestas de las mujeres de la tribu, que parecen sacadas de un Cent o de un grupo de reggaeton; y la fornicación en medio de todos... Vamos, parece Spartacus (sólo que esta vez tuvieron la decencia de no poner a mujeres con pechos de silicona). ¿Creen que así captaran a más público masculino? No sé, hay veces que se les va un poco el norte a los equipos de producción... Por lo demás, promete ya que desde el primer segundo no es una serie, es una película. La calidad de producción es exquisita, digna de una producción cinematográfica. Cuánto tenemos que aprender... Los de Hispania se lo tendrían que hacer mirar, a ver si notan las diferencias y son capaces de anotarlas todas (les faltará papel).

Dicho esto, sólo me queda esperar y contar las horas hasta el próximo capítulo. Tuve la misma sensación que cuando se acaba una temporada y te dejan boquiabierta.