por Javier Faya
Den por hecho que si luis tosar se llamara Bill Summer, David Kleine o similares y si hubiese nacido en Los Ángeles o en un pueblecito perdido de Iowa en vez de otro de Lugo (Xustás, en Cospeito) tendría en el bolsillo de su chaqueta un Oscar por su papel del recluso Malamadre -que hace honor a su apodo- en la cinta española Celda 211, que aún sobrevive en la cartelera ¡tres meses! después de su estreno. Desde estas páginas le rendimos homenaje -y apostamos por él en los Goya- a este camaleónico actor que nos emocionó como un aldeano solterón en Flores de otro mundo, como un parado al borde de la desesperación en Los lunes al sol, como un maltratador en Te doy mis ojos o como un cuarentón que se enamora de una adolescente en La flaqueza del bolchevique.
¿Tú como llevas esto de las nuevas tecnologías -mi grabadora del Pleistoceno, de esas que llevaban una cosa llamada cassette, se declara en huelga-?Mal, muy mal, la verdad.
Vamos, tú como yo, lo tradicional, ¿no? Con la derecha...Sí, eso (carcajadas). Un mail y poco más.
Pues te he visto en Youtube cantando con unos colegas My name is Luca, de Suzanne Vega.
Bueno (sonríe con cierto rubor)... Es el grupo The Ellas -antes estve en Los Magical Brothers- y nos dedicamos desde hace años de versionar canciones interpretadas por extranjeras cantando en inglés. Como Suzzane Vega, Abba...
Aparte de Celda 211, estrenaste hace poco La noche que dejó de llover. Cambias de registro e interpretas a Spleen, un friqui de la noche compostelana. ¡Cómo te gusta Santiago!
Me inspiré en personajes de la noche de esa ciudad, gente que se queda anclada en ella, que se queda en el camino. No sé si la gente se enamorará de la ciudad o de los friquis que hay en ella. Eso sí, no aparece ningún peregrino. 17 años de mi vida los he pasado allí y, como muchos universitarios, no nos queríamos ir. Hay un mundo especial en Santiago que no encuentras en ningún otro sitio. Me fascina lo que es la noche compostelana. Muchos estudiantes no se quieren mover de allí luego.
Bueno, es que ese mundillo universitario tiene mucho de alcohol, porritos, descontrol, libertad, nada de compromisos ni presiones...
Sí, pero no es solo eso. Es también esa magia que se respira en el ambiente, sobre todo, de noche. Lo cierto es que resulta muy difícil de explicar.
Y para un gallego más.No sé -nos quedamos mirando en silencio con cara de bobos y a reir toca-. A ver, Santiago ya no es tan noctámbulo ni tan bohemia. Es una ciudad que se ha visto influida por las tendencias actuales;el consumismo, el usar y tirar. La universidad ya no tiene tanta presencia. Incluso los actores de mi época allí eran diferentes.
¿Qué quieres decir?Pues que nosotros tirábamos más por el teatro y ahora la gente del mundillo quiere el dinero inmediato de la televisión.
Bueno, vayamos a Celda 211, que para eso te llamamos. ¿Seguiste el principal consejo que se puede dar para moverte por esos lugares?
No, ¿cuál?
¡Llevar a la ducha dos pastillas de jabón!(Carcajadas).
Se te ve cachas en el filme. Fijo que te hartaste de hacer pesas.Sí, me tuve que castigar bastante.
¿De dónde sacaste esa voz, Malamadre?De un amigo, El Chino, que es muy conocido en Santiago. Ha llevado siempre bares y trabaja mucho la noche, y de ahí que se castigara tanto la voz.
¡Qué voz más aguardientosa!
Pues no bebe nada.
¿Y no pensaste que te podías quedar sin voz?Sí, me acojoné un poco. Tras varias pruebas, el director de la película, Daniel Monzón, le encantó, pero me dijo que si se me rompía la voz era bajo mi responsabilidad.
Supongo que tratarías con muchos presos para preparar tu personaje.Sí, siempre aprendíamos algo. Las conversaciones, en general, fueron muy agradables, pero luego te entraba la desazón pues todos ellos se quedaban allí cuando te ibas. Y piensas que seguramente hay gente más buena que los que arriba firman. Ése quizás es uno de los mensajes de la película.
Tengo entendido que hubo un preso en el que te inspiraste profundamente.Sí, no puedo decir su nombre ni dónde lo conocí, pero te puedo asegurar que impactaba. Hicimos un bis a bis con él Daniel, el productor y yo. Daba miedo. Ynada más entrar se puso de contra la pared para controlarnos. Es un histórico de los años 80.
¡Madre mía, perdón, Malamadre!Sabíamos todos los delitos que había cometido -o los que constaban-, como asesinatos, motines casi semanales, palizas a funcionarios... Luego nos pusimos a hablar y el tío transmitía buen rollo y entonces se te cruzan los cables, porque no era lo que te esperabas.
Fueron dos meses de rodaje intenso en Zamora -acabaste en octubre del año pasado y llegaste a la Seminci de Valladolid con un gorro para proteger tu cabeza rapada-. Seguro que te inspiraste en alguna peli del género carcelario...Brubaker -con Robert Redford- es de mis preferidas, pero de todas las que me gustan. Es una maravilla. También me encantó, puestos a decir, Evasión o victoria.
¿Y cuál crees que es la esencia de Celda 211, el secreto para haber conquistado a público y crítica?El mensaje de la película es muy claro:Un día, puedes doblar una esquina y convertirte en el tío más hijo de puta del mundo -porque te pase algo-. Intentamos reflexionar sobre quiénes son los buenos y quiénes los malos; los de fuera o los de dentro. Tiene un poco de película de piratas, en el que el villano tiene un código moral muy peculiar, pero desde esa perspectiva, es un hombre muy recto.
La verdad es que choca un poco que no haya sexo en la película. Parece un recurso muy utilizado en cualquier película.
Estábamos todos amotinados y ya no nos daba tiempo a nada (risas).
Cambiemos de tercio. En ese mundo tan inseguro de la interpretación, muchos se quedaron en el camino. ¿Qué le dirías a todos aquellos que no tuvieron suerte en la escena y que se ven con 50 y tantos años y sin un mal papel de figurante en una producción de la tele? Aquellos que se quedaron en el camino.
No creo que se quedaran del todo en el camino. Demuestran tener un amor por la profesión que es aleccionador para mucha gente. Algunos van por bares, por la calle, por pequeños auditorios... Para mí eso es lo más grande que puede haber, porque hablamos de un compromiso real con una profesión que es muy difícil en la que nunca sabes dónde vas a estar al día siguiente.
Se llega a pasar hambre literal.Sí, sí. Yo viví eso, lo que pasa es que tuve muchos golpes de suerte.
¿Cuál fue el primero?Trabajar en la compañía de teatro de María Pujalte y María Bouzas, que me dieron la oportunidad de aprender y de darme a conocer en Galicia. Luego vino una serie de televisión en la TVG, Mareas vivas, que coincidió con mi estreno en el cine, en Flores de otro mundo -filme basado en la caravana de mujeres de Plan, que cumple su 25 aniversario, y en el que le nominaron al Goya al mejor actor revelación-. Eso me aseguró que me llegarán las ofertas y que se fijaran en mí para Los lunes al sol, que fue mi despegue definitivo.
¿Y qué hubiese sido de Luis Tosar sin esos golpes de suerte?Seguiría haciendo teatro. Tuve muy poco tiempo de duda para saber qué quería hacer con mi vida. A los 20 años decidí que quería ser actor, lo tuve muy claro.
Igual hubieses seguido estudiando y hubieras sido un hombre de provecho...Mira, yo empecé a estudiar Historia porque me quería ir a Santiago (risas). Yo era de Lugo...
¿Cuántos años estuviste?Tres.
¿Y donde lo dejaste?Aprobé tres asignaturas.
Bueno, no está mal, una por año. No es mal promedio (risas).Tenía muy claro que eso no era lo mío.
En Te doy mis ojos das miedo. ¿Qué sientes cada vez que te enteras de mujeres que son asesinadas por sus parejas?
Me da mucha tristeza. Hubo un momento, cuando estábamos haciendo la película y en el estreno, y con el éxito que tuvo y la repercusión social;con debates, creando opinión, que piensas que va a servir de algo y luego, joder, chocas con la realidad.Pensé que iba a servir de algo más. Te das cuenta que el cine puede ayudar en algunos casos puntuales, ser una denuncia, pero que no es la llave.
Por cierto, ¿crees que ese cabrón de Te doy mis ojos sería capaz de llamar al teléfono del maltratador que puso en circulación Bibiana Aído y del que nada se sabe?
No lo sé, pero yo creo que este hombre, Antonio, quizás sí.
¿Crees que esa medida sirve para algo?Creo que hay medidas utópicas pero hay que llevarlas a cabo, aunque nos parezcan una tontería. Nada es inútil. Hay que intentar todo lo posible, hay que probarlo todo para arreglar este problema. No se puede uno quedar cruzado de brazos. Al menos si no funciona, estará en boca de todos. Lo jodido sería que a la gente se le olvidara; eso sería lo terrible.
¿Tiene solución el problema del cine español?Es una cuestión de tiempo, es adaptarse a lo que está pasando y a lo que va a pasar.
Parece que con títulos como El orfanato, o las dos entregas de REC la cosa funciona. Igual es que solo con el miedo se rasca bola en este país.Esa no es la solución, A mí me parece cojonudo que El orfanato se lleve un montón de millones en taquilla.Es cine que hay que hacer. Pero no solo eso, no nos vamos a dedicar exclusivamente a cultivar ese género porque hay películas muy buenas que no son de miedo. Yo creo que la crisis viene bien porque nos pone a todos en nuestro sitio. Hay películas que no merecen la pena el esfuerzo monetario que se hace. tenemos una producción demasiado grande para el país que somos. Debemos ser mucho más autocríticos con los proyectos que tenemos y debemos pensar en lo que hay que hacer y en lo que no. Hay cintas que no merece la pena sacar adelante.
¿Qué quieres decir?, ¿habría que hacer menos, en definitiva, ser mucho más selectivos?Eso es. Tenemos una media de ciento y pico películas, aun en tiempos de crisis. Ymás de un 50 por ciento ni se estrenan. Algo falla. Está claro que el negocio de la producción es muy bueno porque vivimos de las subvenciones, quedan unos márgenes... Para los productores está bien, muy bien, pero yo creo que hay que contar con el público. No se puede contar una historia así como así, no puedes embarcar a un equipo de 50 personas en un delirium tremens tuyo. Un pintor, en cambio, sí se puede permitir ese lujo.
Y luego encima está todo politizado.Lo que está claro es que hagas el cine que hagas, de denuncia social, un drama, una ficción, terror... lo que sea, tiene que tener un sentido.
Por cierto, ahora que estamos en crisis. ¿Tú a un currela que lleve ya tiempo en el paro le recomendarías que viera Los lunes al sol o Corrupción en Miami?Hombre, yo prefiero que vean Corrupción en Miami para que se olviden un poco del drama que están viviendo. En Los lunes la verdad es que Fernando (López de Aranoa) supo recoger muy bien qué se siente cuando ves que no tienes trabajo y que lo tienes muy difícil para enganchar con otro. Es una película durísima y a ese hombre que me dices le recomendaría que la viera cuando ya consiga un empleo y esté bien. Me parecería cojonudo. A toro pasado está bien, como algo nostálgico.
¿Es ese papel de José, el amigo de Santa (Javier Bardem) el que más te ha gustado de todos los que has interpretado?La verdad es que no tengo un papel preferido de todos los que he hecho. Me gustan las películas, pero los personajes tampoco es que me llenen tanto.
Yo no puedo irme sin preguntarte por Corrupción en Miami (estuvo algo chulo en el cásting por videoconferencia con Michael Mann porque iba mal de tiempo para ir a hacer una función de teatro, y estaba seguro de que no le llamaría). ¡La china estaba como un tren!Es guapísima. Y te digo que la china (Gong Li) es una actriz de la hostia;una diosa allí en su país. Sinceramente, me dio mucha pena de que la dejaran actuar tan poco. Podía haber dado mucho más de sí. La desaprovecharon totalmente en el guión. Es una pedazo de bestia. Yes que el sistema de trabajo que tenían no era el más adecuado, era como si fueras una máquina, todo muy cuadriculado.
Desde luego, no está nada mal tenerla de novia, aunque fuese en el filme (donde da vida a un capo del narcotráfico).La verdad es que la eligieron bien (en la vida real sale con Marta Etura que, curiosamente, es la mujer de su alter ego en Celda 211, pero no quiero hablar de su relación porque para eso ya está Jorge Javier Vázquez y demás ralea).
Creo que no te sientes especialmente orgulloso de esa película. Por de pronto la música de Jan Hammer en la serie de televisión la quitaron.Y no lo entiendo, la verdad. La banda sonora que pusieron no me gusta nada.
¿En qué crees que chirría más?Pues que es demasiado francesa; quiere ser muy reflexiva, demasiado.
Vayamos al grano. Explícame cómo te tiras pasteleando hora y media con María Valverde en La flaqueza del bolchevique ¡y no te enrollas con ella!Porque las mujeres son muy escurridizas. Aparte, había que tener cuidado porque tenía 16 años y te la juegas.
Sígueme también en