-El gigante deberá pagar 300.000 euros por digitalizar sin permiso-
El megaproyecto Google Books, esto es, la digitalización masiva de libros de bibliotecas públicas y universitarias a fin de crear una inmensa biblioteca global en la Red, ha topado con un escollo importante: un tribunal francés dictaminó ayer que, al menos en lo que se refiere a los libros (y extractos de libros) franceses, es ilegal y contraviene los derechos de autor. Es más: multa al gigante estadounidense con 300.000 euros y le previene de que, si sigue haciéndolo, a partir de un mes de la notificación de sentencia le multará con 10.000 euros al día.
En 2006, después de enterarse de que Google digitalizaba para su proyecto volúmenes de su fondo, el grupo editorial La Martinière, del que depende la potente editorial Seuil, unido a otros editores y a una organización que representaba a los autores, demandó al gigante estadounidense y le reclamó una indemnización de 15 millones de euros por daños y perjuicios.
A pesar de que el montante de la multa es muy inferior al exigido, el grupo editorial que interpuso la demanda se felicitó ayer por la decisión del tribunal. "Es una gran victoria para el derecho a la creación y para la protección de los autores", decía en un comunicado La Martinière; "Google deberá a partir de ahora replantearse toda su estrategia de digitalización de fondos". El lunes, representantes de este grupo editorial explicarán a la prensa cómo afecta la sentencia en cuanto a la digitalización de libros por parte de Google.
Del otro lado, el abogado de Google aseguró que piensan recurrir la sanción y que, en caso de confirmarse la sentencia, ésta tendrá consecuencias para los usuarios: "Hay que recordar que el proyecto de Google facilita el acceso de un gran número de obras y contribuye así a su comercialización". "Significará que los internautas franceses se verán privados de una parte sustancial de su patrimonio literario", añadió.
Google apeló, para eludir la condena al argumento de que un tribunal francés no era pertinente a la hora de legislar en un asunto como ése. Pero el tribunal francés ha manifestado expresamente su competencia, que el derecho francés, más restrictivo que el estadounidense en este aspecto, es aplicable y que el derecho de la información demandado por el gigante estadounidense queda anulado por los derechos de autor, vulnerados, según la sentencia, por el sistema de Google.
El mismo Nicolas Sarkozy, presidente de la República francesa, se manifestó en contra del proyecto de Google el pasado 8 de diciembre: "No podemos dejarnos despojar de nuestro patrimonio en beneficio de un gran operador por muy simpático que sea, por muy importante que sea, por muy americano que sea", recordaba ayer la agencia France Presse.
De hecho, Sarkozy anunció el lunes pasado, dentro de un millonario plan de inversión estatal en áreas tecnológicamente avanzadas, que piensa destinar 750.000 millones de euros a digitalizar materiales de la cultura francesa: libros, documentos, fondos de museos y películas.
El juicio -y el anuncio de Sarkozy- se ha celebrado en un momento en que la Biblioteca Nacional Francesa y Google tienen pendiente, precisamente, un proyecto de digitalización de fondos. La compañía se beneficiaría porque engordará su catálogo y la Biblioteca Nacional Francesa contaría con todo su material digitalizado, ahorrándose el coste. En agosto, Denis Bruckman, director general adjunto de esta institución francesa, anunció que "en breve" se firmará un contrato.
Pero no está tan claro. Y menos ahora. Ya a finales de agosto, Frédéric Miterrand, ministro de Cultura francés, aseguró que no había que correr tanto. "Tomaré una decisión rápidamente, pero con todos los elementos en la mano", añadió. Tardará en decidir unos meses, tras consultar a otros responsables europeos de Cultura, en especial a los alemanes, que se oponen a la digitalización masiva. La sentencia de ayer puede tener un efecto demoledor.
Desde diciembre de 2004, que empezó el proyecto, Google ha llegado a acuerdos con 29 bibliotecas mundiales (22 americanas y siete europeas, de las cuales dos españolas). El proyecto, por un lado, pone ya al alcance de cualquier ordenador portátil del planeta un catálogo de 10 millones de volúmenes; por otro, como aseguraba hacía días el presidente de la francesa Editions de La Découverte, François Gèze, "ha declarado una guerra mundial en torno al comercio del libro".
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